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Historias del Crin

     

ALBORES DEL CRIN

       Hace más de doscientos años, en un pequeño pueblo de la séptima región de Chile llamado Rari, apareció sin mayor protocolo el tejido en crin. Sobre sus inicios nadie se ha puesto de acuerdo y las versiones acá recogidas hablan de un origen que roza lo mitológico. Según las mismas artesanas, bien pudo ser una monja, una lavandera o incluso la imagen de un santo la fuente de inspiración. De cualquier forma, quién quiera que haya presenciado la hazaña no tenía intenciones de registrarla, pues lo que encontramos hoy es un mito modesto, familiar y campesino, cubierto por el polvo de dos siglos. Quizás la historia más popular al respecto sea la de una monja belga que llegó a la séptima región atraída por las aguas termales de la zona. Ni tonta ni perezosa, se dice que durante su estancia en el lugar descubrió que la raíz del álamo que abundaba a lo largo del cauce del río, era ideal para hacer pequeños canastitos. Las mujeres de la zona se maravillaron con las miniaturas y la religiosa no tardó en enseñarles la técnica.

Otra leyenda, no menos devota, cuenta que los españoles llevaron una imagen católica, de un santo o una virgen, al pueblo de Rari. Este retrato transportaba el don de tejer en crin y cada vez que una persona veía la imagen absorbía el talento que los impulsaba a tejer. Encontramos, por último, la historia de una lavandera rarina que, en una más de sus tardes de limpieza, esperaba que el sol secara su ropa recién lavada. Mientras daba tiempo al tiempo, se dio cuenta que podía tejer con las raíces de álamo que habían a la orilla del río. Modelándolas, hizo el primer ejemplar de cestería en miniatura, para luego transmitir lo aprendido a otras mujeres

 

 

El crin

   Es el nombre que recibe el pelo de caballo. Cuando se compra se tiene la opción de ir por el pelo del lomo (denominado tusa) o bien por el pelo de la cola. Las artesanas recomiendan este último ya que es más largo, la tusa -debido a su corta longitud- hace demasiado difícil tejer las figuras. Comprar crin significa también elegir los colores, existe pelaje de color negro, café y blanco, cuyas tonalidades varían dependiendo del pelaje de los caballos. Es importante saber que todos los colores sirven para tejer, pero el único que se puede teñir es el pelo de color blanco. Así pues, cuando se disponga a comprar crin asegúrese de llevar una cola blanca sino sus tejidos no adquirirán los variados colores que caracterizan a esta artesanía. No es fácil precisar el lugar donde comprar crin, para las mismas artesanas es difícil conseguirlo y casi siempre se valen de contactos de larga data, o de revendedores que llegan a sus casas. Los mataderos de caballo son una opción aunque no se confíe demasiado, generalmente presentan problemas. El pronóstico que se presente puede no ser de lo más optimista, pero recuerde que el que busca siempre encuentra.

 

     

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